Historia de la imprenta. Periodismo y libros prohibidos en la Nueva España

-Temas de la V Sesión del Diplomado “A 500 años del Mestizaje. Tesoros de Hernán Cortés”

Nogales, Veracruz.-Es fin de semana tuvo lugar la quinta sesión del Diplomado, «A 500 años del Mestizaje. Los Tesoros de Hernán Cortés y el tema  fue «Historia de la imprenta. Periodismo y libros prohibidos en la Nueva España impartido por Dante Perdono Huerta y Hector E. Ortega Castillo. Realizó la presentación Enrique Jiménez Hernández, coordinador de Educación en el Ayuntamiento que preside Guillermo Mejía Peralta.

Los asistentes al auditorio del Instituto Tecnológico de Zongolica Campus Nogales, estuvieron atentos al tema «Historia de la Imprenta en México y Medios de Comunicación», presentado por Ortega y Perdomo, del cual al inicio explicaron cuál fue el contrato realizado entre Juan Cromberger, Juan Pablos y Zumárraga, del cual mostraron una copia facsimilar del original.

Expresaron que entre 1532 y 1534, fray Juan de Zumárraga y el Virrey Antonio de Mendoza, realizaron gestiones para traer la primera imprenta a la Nueva España, concediéndole a Juan Cromberger, el privilegio exclusivo de tener imprenta en México y traer libros. El impresor alemán confía esta empresa a uno de sus oficiales, Juan Pablos, cuyo nombre latino fue Giovanni Paoli y tras su arribo a la Ciudad de México, en 1539, se establece en una casa en la calle de Moneda (a un costado del actual Palacio Nacional), propiedad de Zumárraga y abre en 1540. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuál fue primer libro impreso allí, hay  versiones de que el primero fue La Breve y Compendiosa Doctrina Cristiana en Lengua Mexicana y Castellana.

Así como éste, se hicieron otros libros de temas religiosos y fue hasta 1548 cuando Juan Pablos imprimió Ordenanzas y Compilación de Leyes, un libro que no era de carácter religioso.

Otro tema que abordaron los ponentes en la sesión sabatina fue el de «Libros Prohibidos en la Nueva España», principalmente de autores griegos como Ovidio, Homero, Plutarco y Virgilio. También algunas versiones heterodoxas de la Biblia y obras literarias como las de Lope de Vega y Amadis de Gaula.

Aunque la iglesia católica amenazaba con la excomunión a quienes leyeran libros prohibidos, además de que cuando esto era descubierto el hecho se exhibía públicamente, el ímpetu de extender el conocimiento por parte de muchos individuos (y el negocio que ello implicaba) permitió que muchas ideas fuesen difundidas y germinaran como un incipiente espíritu crítico ante la realidad de la Colonia. Ejemplo de ello fue la biblioteca del padre Miguel Hidalgo y Costilla, quien en su acervo tenía muchos libros prohibidos por la Inquisición.

El uso y sobre todo la humedad, acabó con la mayoría de las ediciones del siglo XVI, ya que las bodegas donde eran almacenados se encontraban generalmente en los sótanos, a merced del agua. La causa más importante de la destrucción de aquellos libros, fue la carestía de papel ocasionada cuando alguna guerra cortaba la comunicación entre la colonia y la metrópoli, entonces se revendían los libros viejos para hacer nuevos.

En el siglo XVII se continuó la edición de libros religiosos y algunos de gramática o “artes en lenguas indígenas” y se comenzaron a producir historias de las órdenes religiosas llegadas al Nuevo Mundo y vidas ejemplares de santos y mártires. Para estas fechas, la actividad tipográfica y de impresión había echado raíces en estas tierras.